sábado, 20 de noviembre de 2021

Dibujo

 Me subo a la micro y sus ojos enormes se cruzaron con los míos. Me mira fijamente tras sus lentes. Nervioso, pienso si se habrá equivocado de persona; ahí seguía. Una señora me grita que no haga taco, que avance por el pasillo. Trato de moverme, pero estamos en horario punta y la micro viene llena.

 Ella, sentada casi al fondo, sigue con su mirada cada movimiento que hago. Puedo ver, ya más de cerca, que hay una pequeña sonrisa en sus labios. ¡Frenazo! Casi caigo sobre la señora que me gritó hace un rato. Vuelve a hacerlo y escuchó una carcajada: era de ella. Pido disculpas torpemente, aunque no fue mi responsabilidad y trato de avanzar. Necesito tenerla cerca, quiero saber qué observa en mí. Veo que algo escribe; no! Está dibujando (¿Cómo puede hacerlo con esta micro que se cae a pedazos?) Y más curioso me siento.

 El asiento junto al suyo queda vacío y veo mi oportunidad para estar cerca de ella. Tengo la necesidad de sentir su perfume. Por divagar, otra persona se sienta a su lado. Ella ríe y siento mi cara enrojecer. Por un buen rato, sigue dibujando y de vez en cuando, me mira de reojo.

 Veo que arranca una hoja de la croquera y me la entrega mientras trata de bajar. Su perfume es suave y dulce, tal como lo imaginaba. Trato de acercarme, pero hace un gesto de distancia con su mano. Toca el timbre mientras veo la hoja de papel que tengo en mis manos: somos ella y yo, con nuestras manos tratando de tocarse y un mensaje…

“Apenas te vi, supe que venías de mis sueños. Sé que estamos destinados, sin embargo, hay más de una historia tras de mí. Por esta vida, llegaste tarde”

 Levanté la cabeza. No pude ver dónde se bajó. Hace mucho tiempo que no me sentía tan vacío.


lunes, 13 de septiembre de 2021

Distancia

(lo encontré en un email antiguo, junto a muchos cuentos y un par de intentos de poemas/canciones)

De a poco, me alejaré.

Desde que mis cercanos notaron tu nombre en mis voz, desde que me vi sonriendo al hablar de ti, supe que era un error poner mi corazón en tus manos. No porque no lo merezcas, sino porque falta algo importante: que quieras tenerlo.

Demasiada compatibilidad con alguien no podía ser real; pero siempre supe que nuestros caminos serían cercanos, mas no caminaríamos juntos. No servía de mucho lo mucho que habláramos o la vibra innegable entre los dos. Ya estaba siendo demasiado evidente lo que me está pasando y sentí (siento) miedo. A ser la única que sonríe al pensar en alguien más. Reconozco que tomar esta decisión me duele aunque más doloroso sería mendigar a un corazón.

Prometo que no te darás cuenta, seré sutil y silenciosa. Llegará el día en que ni siquiera te preguntes por mí. Seré una especie de niebla en alguna parte de tus recuerdos. Por mi parte, siempre agradeceré que hayas llegado a mi vida. Fuiste una de las amistades más transparentes y honestas que he tenido y no podría recordarte de otra manera que no sea con mucho cariño.

Serás feliz, lo sé. Seguiré mi camino, lejos de ti.


miércoles, 25 de agosto de 2021

La Lluvia

 No sé qué tiene la lluvia, pero "me prende". Será el sonido del agua al caer o el frío que invita a buscar calor, no lo tengo claro (no quiero ni pensar cómo sería si viviese en un lugar lluvioso), pero el clima despierta mi imaginación. Dejaré una fantasía que servirá de ejemplo.

"Llego a tu casa, empapada después de caminar bajo la lluvia. Me recibes con un abrazo cálido. Me ofreces tu ducha y ropa limpia para evitarme un resfriado. Al terminar de bañarme, me pongo un buzo y una camiseta que me quedan un poco grandes, veo la chimenea encendida y me acerco a ella. El suelo cubierto de una alfombra mullida permite que mis pies estén solo con calcetines sin problemas... el fuego me tiene hipnotizada.

Te acercas desde la cocina con una botella de vino, un par de copas y cositas varias para comer. Enciendes la música y conversamos de lo humano, lo divino, con muchas risas de por medio. El vino ayuda a relajar la tensión que se siente en el aire. Me doy cuenta que te quedas mirando como mis pezones se notan firmes bajo la camiseta (tu camiseta) que llevo puesta. Veo tus ojos, con un brillo travieso que se asoma en ellos; tus labios, que besaría y mordería sin piedad, bebiendo ese vino que enrojece tus mejillas. Llevas puesto una camisa a cuadros en tonos azules y un par de jeans que me muero por desabotonar. 

Mientras paseo por mis pensamientos, suena de fondo Samba Pa' Ti de Santana y esa fue la señal que necesitaba. Sin pensarlo, me acerco a ti y te beso lentamente. Siento alivio al notar que fue bien recibido. La ropa estorba, las manos desesperadas y la chimenea que sirve de telón de fondo para los gemidos, el placer. Sobre la alfombra, después del éxtasis, sorpresivamente siento que me abrazas y solo quiero que esta sensación dure por mucho rato" 

martes, 3 de agosto de 2021

Cursi

 Creo que la edad tiene mucha relación con lo que me pasa, pero ando tan cursi por la vida.

Sentimental, como romanticona, amoroooooosa! No me reconozco. Pero tampoco me molesta.

Cuando era más niña, siempre me fue complejo el tema de mostrarme afectuosa. Era señal de debilidad. Y las pocas veces en donde me sentí cómoda teniendo gestos de ternura o cariño ¡paff! No fue a las personas adecuadas. A estas altura, ya me da lo mismo si la gente se merece o no mis muestras cursis; soy feliz dando cariño.

Ah! Lo cursi también lo he notado en mi forma de hablar ("mi niña", "cariño", "guagua", entre varias palabras que no formaban parte de mi lenguaje cotidiano). Cuando fui consciente de esto, fue chistoso y lo siento como algo natural en mí. Surge y fluye. Todo bien.

Lo más probable es que la pandemia haya sido de influencia en este tipo de conducta (como en muchas cosas en los últimos 18 meses aprox.) y está bien ponerse en ese plano, con la gente que a una le nace ser de esa forma. Ni idea si esto es algo temporal o se volverá permanente, pero se siente bonito. 

lunes, 31 de mayo de 2021

La Tranca

 

“¡Claro, como lo pasas la raja con los metaleros que te gustan!”

Cada vez que Alberto quería discutir conmigo, sacaba el tema de mis gustos por escuchar metal y, según su cabeza, eso hacía que mi historial amistoso/romántico/sexual estuviese inevitablemente ligado a hombres metaleros. Y no podía estar más alejado de la realidad, pero mi pasado no era de su incumbencia. Mal que mal, solo llevábamos un par de meses saliendo y (honestamente) no me veía en una relación muy larga con él.

Bueno, el propio Alberto no era metalero. Era más cercano a la trova cubana, al cine arte y a las tertulias poéticas (nos encantaba la literatura). Me gustaba el hecho de no ser similares pues pensaba que era una forma de enriquecer la relación y suelo ser respetuosa de los gustos y espacios ajenos. No así a la inversa, pues cada vez que quería ver alguna banda en vivo prefería hacerlo sin él (siempre supe que no le gustaba la música que a mí sí) y eso llevaba a la frase con la que empezó esta historia.

Al principio no le daba importancia, hasta me parecía chistoso. Al aumentar la frecuencia del reclamo, mi risa pasó a verlo como una señal de que algo andaba mal con él y le pregunté, con un poco de maldad:

“¿Cuál es tu problema con los metaleros? ¿Acaso te cagaron con uno que te enojas así?”

Al parecer, metí el dedo en la llaga pues su semblante cambió por completo. Pasó del enojo a palidecer. Trataba de hablar y solo tartamudeaba. Sentí que había descubierto el origen de algo al parecer importante, pero ese mismo día di por terminado lo poco que había empezado. Ya no estaba para soportar trancas ajenas y con las mías eran más que suficientes.

miércoles, 12 de mayo de 2021

Sentada en el suelo, se sentía adormecida, como efecto de la mezcla de pastillas y alcohol. Su teléfono sonaba de forma insistente; quiere responder pero su cuerpo no reacciona. Sus ojos pesan mucho, su respiración se vuelve lenta. Deja caer su cuerpo, siente sus ojos llenos de lágrimas.

No deja de sonar el teléfono, entre llamadas perdidas y notificaciones de redes sociales. Lo oye desde lejos y piensa que debe responder, por último para despedirse de quién le esté llamando. Sigue apagándose su cuerpo.

Se oyen gritos a lo lejos como una multitud. Golpes en puerta y ventanas. Reconoce esas voces y trata de levantar su cabeza pero no puede. Escucha como se rompe el vidrio y las voces están más cerca pero ella siente que se aleja. Siente manos que la sostienen: algunas le acarician su cabeza y rostro, le hablan de cerca; otras le toman por los pies. Las voces se oyen preocupadas. Se escuchan molestas, como recriminando su actuar, hay voces que suenan tristes y ella siente lágrimas que no son las suyas corriendo por su rostro. Cierra los ojos, se siente muy cansada.

Abre los ojos. Su cuerpo está paralizado. Respira con dificultad. Se siente cansada. Escucha una conversación a lo lejos. Escucha su nombre y un diagnóstico. Trata de llorar. Creyó que esta vez le resultaría su deseo de morir, pero con las secuelas del daño cerebral permanente ya no podrá intentarlo.

domingo, 21 de marzo de 2021

Difícil

Son pocas las personas que me han visto enojada. Mal genio por tener hambre o sueño, sí. Pero enojada, molesta, con rabia, pocas. Son muchas menos las que me han visto en una crisis de ansiedad. Ni hablar de cuan pocas saben reaccionar ante eso.

Es fácil sentir cariño en nuestros momentos luminosos pero ¿Cuántos somos queridos en nuestra oscuridad? En especial si el lado oscuro es muy fuerte.

Siendo muy niña he tenido depresión, muchas veces acompañada de agorafobia y crisis de ansiedad. Desde esa época que he sentido que es díficil quererme porque mi oscuridad me vuelve desconfiada, introvertida, arisca e insegura. Suelo atraer a gente con malas energías e intenciones y suelo alejar a aquellos que buscan quererme bien.

Me ha pasado en el último tiempo que he logrado formar ciertos vínculos emocionales con personas increíbles a quienes quiero y admiro mucho, pero les he puesto muchas barreras... Por eso solo conocen el lado más amable que tengo. Me da miedo tenerlos cerca cuando las cosas no van bien, se asusten y se vayan. Es decir, sería triste pero completamente comprensible.

Mejor ni referirme al plano amoroso. Asumí que para una persona normal (es decir, con madurez, salud mental, metas claras en la  vida), alguien como yo sería un dolor de cabeza constante y alguien parecido a mí sería la crónica para el desastre. 

Así que sí, no es fácil quererme. Supongo que algún día lo superaré y todo estará bien.

And if I show you my dark side will you still hold me tonight? 

And if I open my heart to you and show you my weak side, What would you do? (Pink Floyd - The Final Cut)

lunes, 15 de febrero de 2021

Cobardía

Salen del bar, donde compartían junto a sus amigos. Avanzan unos metros y se toman de las manos. Él la toma por la cintura y la besa en una combinación de ternura y deseo. No son una relación clandestina, solo es cuestión de tiempo para que sus cercanos sepan lo que ambos sienten por el otro y están seguros que será motivo de alegría.

Se acercan al auto y continúan los besos, sumando caricias bajo la ropa. Entre las sombras de la noche, un hombre los observa. En su rostro se dibuja la ira y tiene una botella de vidrio quebrado en sus manos. Lo había planeado desde que los vió juntos por primera vez. Ellos, en especial ella, tenían que pagar por el fin de su relación con ella. "Nadie me abandona" repetía en su cabeza.

Se acerca poco a poco, apretando el borde quebrado de la botella, haciendo sangrar sus manos. Todo pasa muy rápido. Cuando se acerca dispuesto a atacar, llega el grupo de amigos de la pareja, gritando de alegría porque descubren su secreto. En pocos segundos, una de las amigas, al acercarse a abrazarlos, recibe un corte en su espalda y comienza a perder mucha sangre. La alegría pasa a desesperación. Todos observan al atacante. Ella se le acerca y lo encara: "¡enfermo de mierda!", grita llena de dolor, mientras los demás tratan de detener la hemorragia de la herida y otros llaman a la ambulancia.

No le queda más que huir.

miércoles, 27 de enero de 2021

Disciplina

 Una de las pequeñas metas que me puse para este año fue escribir de forma más frecuente. Casi termina el mes de enero y acá estoy, sin saber qué tipo de historia contar.


 Para contar y escribir historias, hay que ser disciplinada. Me falta eso. He visto gente que tiene horarios para escribir. Otras, ven situaciones cotidianas y de eso hacen un relato atractivo. También he notado que hay personas que se enfocan en un solo tema para narrar... Yo, no logro dar con nada. 


 Siempre que escribo, es por que sale en el momento. Trato que mis historias, ficticias en su mayoría, nazcan en el instante en el que cruzan por mi cabeza y no siempre quedo contenta con el resultado. Pero entiendo que es necesario tener orden para contar las historias que me gustan. 


 Ok, no me considero una persona talentosa para escribir pero es algo que hago para mí y si a alguien más le gusta lo que escribo, es la raja. Me gustaría, con el tiempo, hacerlo lo mejor posible. Como todo en la vida, solo puedo mejorar con práctica y para eso debo escribir y escribir hasta ser lo mejor que pueda ser.