miércoles, 24 de octubre de 2018

Un sueño

Ella caminaba distraída, pero a paso firme, hasta su destino. Vestida con unas botas altas y largas, un abrigo impermeable y un pañuelo al cuello, nada indicaba lo que pasaba en su cabeza y en el resto de su cuerpo.
Llega a la entrada de un edificio. Anuncia su llegada frente al conserje, quién la mira con una sonrisa traviesa. No es la primera vez que se encuentran y él sospecha de la razón de sus frecuentes visitas. Una vez en el ascensor, mira su reflejo en las paredes brillantes que la rodean y lo aprueba con un destello en sus ojos. Caminando por el pasillo, repasa mentalmente sus encuentros previos y su entrepierna responde al estímulo, humedeciendo su ropa interior. No alcanza a golpear la puerta cuando nota que puede entrar sin dificultad a aquella oficina.
Al ingresar, mientras saca su pañuelo del cuello,  una mano cubre su boca en forma agresiva y comienza a quitarle su abrigo. Debajo de este ella llevaba puesto un delicado corsé negro, hilo dental a tono y medias liga, que la volvían más apetecible a los ojos de aquel hombre. La pone frente a una pared cercana, de espaldas a él, mientras toma su pañuelo y lo pone en la boca de ella mientras susurra en su oído “todavía no”.
Él besa su espalda, mientras sus dedos se abren paso buscando la humedad en su entrepierna. Siente la vulva húmeda e hinchada y un gemido intenso sale de su profunda voz. Juega con sus dedos, siente sus jugos que brotan de ella mientras posa su pene hinchado sobre sus nalgas. Ella intenta gemir, pero la mordaza que lleva en su boca se lo impide. Nuevamente esa voz le dice “todavía no”. El hombre acerca su boca y arranca el trozo de tela que cubre su humedad. Saborea, disfruta del néctar delicioso que emana de ese cuerpo. Su boca, su lengua, sus dedos, todos empapados y ella se siente enloquecer, sin poder manifestar el enorme placer que siente.
Ella permanece de pie, apoyada en el muro mientras comienza a ser penetrada desde atrás. Primero en forma suave, luego aumenta la intensidad, llegando a ser casi violento. Siente la respiración agitada y la voz diciéndole lo mucho que la deseaba, mientras ahoga sus gemidos. Sienten que sus piernas flaquean y él la lleva hasta un escritorio, abre sus piernas y lleva una de ellas hasta su hombro. Nuevamente la penetración, mientras su boca encuentra sus pechos, los muerde y los aprieta, llevándola al borde de la desesperación. Saca la mordaza de su boca y ambos gritan en forma exquisita. El orgasmo no se hace esperar, llegando en forma intensa, estremeciendo sus cuerpos brillantes de sudor, entrecortando su respiración.
Después de unos minutos, ella comienza a vestirse. Él toma su mano, pidiéndole que se quede. Ella se acerca a su rostro y le dice suavemente “todavía no”.




jueves, 4 de octubre de 2018

Cabeza v/s Corazón

No creo ser la única persona que siente un conflicto entre la razón y nuestros sentimientos, pero debo revisar si las decisiones que estoy tomando son las correctas.

Al plantearme nuevas metas, siento que la actitud con la que debo enfrentar esto es completamente cerebral: dejar de lado mi lado emocional, enfocar mis energías en concretar mis compromisos conmigo y, de esta forma, obtener lo que quiero.

Sin embargo, mi corazoncito late y sigue sintiendo cosas, lo que ha llevado a cuestionar todo lo que quiero. Me pasó hace poco e hizo tambalear toda la seguridad adquirida en este tiempo. Mi temor más grande es perder toda la fortaleza ganada por una mala jugada de mi corazón. Y este corazón frágil es lo más valioso que me va quedando.

Sé que en la vida, mantener el equilibrio es importante. En mi caso, lo emocional se vuelve un obstáculo que me impide mantener el foco en lo que es importante para mí, por lo que el equilibrio no me sirve. Como cantaban hace unos años los Babasónicos "tengo que aprender a fingir más, a no mostrar lo que siento".