lunes, 26 de noviembre de 2018

Sin Título 2

Me gustaría ser más perra. Ser más fría, calculadora, más mala persona. Me gustaría ser como esas personas que llegan a un lugar y arrasan con la energía de los demás. Pasar a llevar al resto, sin importar las consecuencias.

Me gustaría ser menos cobarde, sentir menos miedo. Jugarme el alma por aquello que quiero para mí. Atreverme a decir y sentir todo lo que cargo en mi cabeza, sin reprimir nada.

Me gustaría no ser tan paciente. Esperar tanto de otros y no exigir lo que sé que merezco ha sido poco beneficioso para mí. Perder la cordura de vez en cuando, sin más.

Hay un problema con esto. Ya no fui así.

sábado, 10 de noviembre de 2018

Las Princesas y Yo

Alguna vez, siendo muy niña, quise ser princesa.

Por esos años, se estrenaba La Sirenita, La Bella y La Bestia y Aladdin, además se relanzaban clásicos de Disney como La Cenicienta y Blancanieves. En el colegio, nuestros juegos favoritos era ser las princesas que nos mostraban las películas. Bueno, yo no era una de ellas porque "las princesas son bonitas", según palabras de mis compañeras de curso. Claramente, eso me afectó.

Al mirarme al espejo, no cumplía con ningún cánon tradicional de belleza. Nunca me vería como aquellas bellezas ficticias y asi fue que, con siete u ocho años, decidí no seguir a la masa: quise ser grunge. Lo conseguí a ratos.

Siendo adolescente y ad portas de mi graduación, tuve la oportunidad de reivindicarme y sentirme como una princesa, aunque fuera una vez. Mi vestido era largo, vaporoso, todo un sueño, pero nuevamente me hicieron comentarios acerca de que no era "algo para mí" lucir de esa manera.

Con los años, he logrado afirmar mi aprecio a mi imagen corporal, a duras penas. De vez en cuando, siguen los comentarios desubicados acerca de cómo "debería" lucir y cansa un poco escuchar tanta tontera. ¿Odio a las princesas? No, ellas no tienen la culpa de mis experiencias, pero ya no quiero ser parte de ese grupo. Ya cruce esa vereda.