sábado, 20 de noviembre de 2021

Dibujo

 Me subo a la micro y sus ojos enormes se cruzaron con los míos. Me mira fijamente tras sus lentes. Nervioso, pienso si se habrá equivocado de persona; ahí seguía. Una señora me grita que no haga taco, que avance por el pasillo. Trato de moverme, pero estamos en horario punta y la micro viene llena.

 Ella, sentada casi al fondo, sigue con su mirada cada movimiento que hago. Puedo ver, ya más de cerca, que hay una pequeña sonrisa en sus labios. ¡Frenazo! Casi caigo sobre la señora que me gritó hace un rato. Vuelve a hacerlo y escuchó una carcajada: era de ella. Pido disculpas torpemente, aunque no fue mi responsabilidad y trato de avanzar. Necesito tenerla cerca, quiero saber qué observa en mí. Veo que algo escribe; no! Está dibujando (¿Cómo puede hacerlo con esta micro que se cae a pedazos?) Y más curioso me siento.

 El asiento junto al suyo queda vacío y veo mi oportunidad para estar cerca de ella. Tengo la necesidad de sentir su perfume. Por divagar, otra persona se sienta a su lado. Ella ríe y siento mi cara enrojecer. Por un buen rato, sigue dibujando y de vez en cuando, me mira de reojo.

 Veo que arranca una hoja de la croquera y me la entrega mientras trata de bajar. Su perfume es suave y dulce, tal como lo imaginaba. Trato de acercarme, pero hace un gesto de distancia con su mano. Toca el timbre mientras veo la hoja de papel que tengo en mis manos: somos ella y yo, con nuestras manos tratando de tocarse y un mensaje…

“Apenas te vi, supe que venías de mis sueños. Sé que estamos destinados, sin embargo, hay más de una historia tras de mí. Por esta vida, llegaste tarde”

 Levanté la cabeza. No pude ver dónde se bajó. Hace mucho tiempo que no me sentía tan vacío.