Son pocas las personas que me han visto enojada. Mal genio por tener hambre o sueño, sí. Pero enojada, molesta, con rabia, pocas. Son muchas menos las que me han visto en una crisis de ansiedad. Ni hablar de cuan pocas saben reaccionar ante eso.
Es fácil sentir cariño en nuestros momentos luminosos pero ¿Cuántos somos queridos en nuestra oscuridad? En especial si el lado oscuro es muy fuerte.
Siendo muy niña he tenido depresión, muchas veces acompañada de agorafobia y crisis de ansiedad. Desde esa época que he sentido que es díficil quererme porque mi oscuridad me vuelve desconfiada, introvertida, arisca e insegura. Suelo atraer a gente con malas energías e intenciones y suelo alejar a aquellos que buscan quererme bien.
Me ha pasado en el último tiempo que he logrado formar ciertos vínculos emocionales con personas increíbles a quienes quiero y admiro mucho, pero les he puesto muchas barreras... Por eso solo conocen el lado más amable que tengo. Me da miedo tenerlos cerca cuando las cosas no van bien, se asusten y se vayan. Es decir, sería triste pero completamente comprensible.
Mejor ni referirme al plano amoroso. Asumí que para una persona normal (es decir, con madurez, salud mental, metas claras en la vida), alguien como yo sería un dolor de cabeza constante y alguien parecido a mí sería la crónica para el desastre.
Así que sí, no es fácil quererme. Supongo que algún día lo superaré y todo estará bien.
And if I show you my dark side will you still hold me tonight?
And if I open my heart to you and show you my weak side, What would you do? (Pink Floyd - The Final Cut)
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