En agosto, dos corazones comenzaron a latir al mismo compás, de la forma más natural y hermosa posible. Casi en agosto, aquellos corazones dejaron de transitar en el mismo camino.
En agosto, una borrachera dio lugar a varias historias divertidas y reforzó una amistad de larga data.
En agosto, un alma vulnerable fue abandonada en Parque Forestal. En un grito desesperado volvió real la agonía y conoció el desprecio de quién creyó su refugio en las tormentas.
En agosto, cuerpos danzantes se unieron en un carnaval inolvidable.
En agosto, conocí la esperanza, la alegría y la desolación. Me recordó lo dulce y agraz de ser mortal. Algo debe tener el final del invierno para que tanta humanidad ocurra de golpe.
En agosto, ya no llueve como antes. Lo extraño.
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