martes, 11 de septiembre de 2018

A mí, de siete años de edad.


Tú y yo tenemos muchas cosas en común: el amor a los libros, a la música, las caminatas  por la ciudad, entre otros detalles. Seguimos siendo la persona que observa en silencio el movimiento de los demás, la que fantasea con mundos fuera de la realidad y los deja escritos en papel. Claro que aun nos cuesta compartir lo que sentimos con las personas que tenemos por afectos y eso nos ha costado momentos de felicidad.

Tal vez no te he dado la vida que a tu edad soñaste y pido perdón por eso, mis errores han sido mayores a mis triunfos o aciertos. Sin embargo, hemos tenido mucha suerte con la gente que nos marca en forma positiva el corazón. A pesar de nuestro carácter arisco, siempre hemos recibido muestras diarias de cariño y amor, incluso nos hemos llevado increíbles sorpresas al respecto.

Mas no todo está perdido. Todavía podemos dar la pelea y cumplir muchos de tus anhelos. Nadie nos dijo que sería sencillo; habrá que sacrificar alguno de nuestros sueños para darle vida a otros. Sé que duele, mi niña, pero creo que es lo mejor para cumplirte. Valdrá la pena pues somos tercas y a porfiadas no nos ha ganado nadie.

Esto es una promesa, casi nunca las hago. Por ti, haré una excepción.

Con inmenso amor.

Yo, de 34 años.

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