miércoles, 27 de julio de 2022

Maternidad

 Mi relación con la maternidad (sin ejercerla) es de dulce y agraz, de larga data... de sentimientos encontrados, por qué no decirlo.

 Siendo muy niña, me di cuenta de que no todas las mujeres sirven para ser madres y es triste notarlo. Ya en la adolescencia, la amenaza de ser echada de la casa si quedaba embarazada (lo que me ha hecho pensar que ser madre es malo pues esa amenaza no corrió para mis hermanos) v/s mis primeras visiones fantasiosas de ser madre empezaban a chocar. Sí, tenía 15 años aproximadamente y me veía de madre, en una casa enorme, hartos niños (biológicos y adoptados) y animales. Y me veía soltera. Me sentía capaz de todo eso sin la ayuda de un compañero.

 Al comenzar mi vida adulta (en conjunto con mi vida sexual), seguían mis ganas de ser madre pero me sentía muy joven para serlo. Pensaba que debía cumplir con ciertos parámetros y cumplir determinadas metas para lograr ese objetivo, que básicamente eran tener una casa, tener educación superior y un trabajo que facilitara la mantención de la descendencia entre otros. Así que decidí tomar anticonceptivos y postergar la maternidad hasta que se dieran las condiciones necesarias (hasta hoy, me parece una decisión muy sensata). Durante ese tiempo, estuve en una relación amorosa larga y difícil, pero nos entusiasmaba la idea de hacer familia de la forma tradicional. Sin embargo, las ganas de ser padres no fueron suficiente para sostener dicha relación.

 Con el tiempo, ya estando soltera y sin tener nuevamente una relación formal, he pensado un montón en el tema y siento que no podría ser madre. Más allá de no tener las condiciones vitales para velar por el bienestar de un hijo, siento que no tengo mucho que ofrecerle. Mi salud mental entra en eso pues gran parte de mi vida la he pasado con depresión y sufriendo de crisis (ansiedad, pánico y angustia) y en una relación intermitente con sicólogos y siquiatras y me parece injusto (por lo bajo) hacer sufrir a un hijo con una madre así. Por otro lado, me es imposible imaginar la pega de criar a un hijo sola, admirando siempre a quienes si lo hacen y también me cuesta verme en pareja, lo que da para otro post.

 ¡Ah! y lo que siempre se cuestiona al momento de decir "no quiero tener hijos" es "¿Acaso no te gustan los niños?". A mí me encantan los niños. Estudié pedagogía y ejercí por mucho tiempo. Disfruté cada minuto que estuve en aula y no hay día que no tenga ganas de volver. Pero decidí cuidar mi cabeza del denso momento que vive la educación hoy por hoy. Y también me llevo muy bien con mis sobrinos. Son muy divertidos y me atrevería a decir que soy la tía favorita.

 Cada quien es libre de traer más gente al mundo y hacerse cargo de esa decisión es super importante. Hay que tomarlo en serio


No hay comentarios:

Publicar un comentario