Un beso debe partir como algo suave, sin prisa. De movimiento lánguido y constante. Disfrutando la carnosidad de los labios, como saboreando una golosina.
Al incluir la lengua, el beso aumenta de intensidad. Se acompaña de las manos que buscan la piel deseada. La respiración se agita, los latidos aumentan y aparecen pequeños gemidos.
La ropa estorba, los gemidos crecen, las manos acarician cada trazo de piel sudada, la boca continua besando. Recorre cuello, pechos, vientre. La lengua puede hacer explotar el cuerpo de placer. Un beso siempre presente.
Al final, un beso puede invitarte al paraíso o arrastrarte al infierno. Un beso puede durar una eternidad o solo vivir por un instante. Solo tengo claro que una buena historia entre dos, comienza y termina con un beso.